En noviembre del 2019, filmé el momento que cruzaba, a bordo de un pequeño barco, uno de los puentes cercanos a la ciudad de Valdivia, ubicada al sur de Chile. En el registro de esta acción existe un fenómeno similar al de una refracción de luz justo el instante en que la embarcación atraviesa el puente, pareciera como si se ingresara a otra dimensión, a otra luz, casi como si se atravesara un umbral que nos lleva a otro momento, o simplemente a otra interconexión de la memoria. 

A su vez esta acción me remite a un registro que realicé hace varios años en mayo del 2015 en la ciudad de Venecia, una tarde en la cual, igualmente en un pequeño bote, filmé cada vez que pasaba bajo un puente. En ese momento la acción de atravesar un puente se acentuaba con la idea de una ciudad que vive en varios tiempos, desde brillantes iglesias bizantinas hasta palacios posmodernos; su milenaria historia arquitectónica tiene varias marcas, puntiagudos arcos góticos venecianos redondeados en el Renacimiento, el riguroso clasicismo revivido por Palladio en medio del florido barroco, y el sobrio modernismo relajándose en torno a lo decadente. Pasar bajo un puente es como pasar a otro momento, o como diría Borges: “la eternidad del tiempo”    

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