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El Ahogado. 
Video mono canal . 02:48. 2014



EL AHOGADO (CÉSAR DÁVILA ANDRADE)

Nada Salir en la noche, pálida ya de aurora, y elegirse entre los ahogados más humildes en el Señor.

C. D. A.

Yo fui el que cayó una mañana 

en el desaguadero público 

y conoció el aroma animal de los hombres.

El que tragó por todos 

-los ortodoxos, los bienpensantes y los cuerdos-

la mierda y los efluvios, 

el que trajo para ellos 

las sombrías noticias del subsuelo.

Con el tiempo supe 

que ese sería yo: 

un sobreviviente, 

un sobremuriente.

¿No es eso un poeta,

quien absorbe a la luz del día 

la miasma 

y el bajo vientre de la ciudad?

Fuera de los pordioseros que se recogen 

bajo el puente 

y de algunos noctámbulos que bordean las orillas 

nadie me ve. 

Soy esa cabeza de bronce 

que reluce en la superficie del río 

iluminada por la luna capicúa 

o los mortecinos focos del alumbrado municipal 

-como un Centinela de la Noche Antigua-.

En el verano me alimento de tallos y hojas secas,

en el invierno de los banquetes reales 

que traen las crecidas.

Una cabeza a punto de ahogarse o salvarse. 

Es difícil saberlo, hasta de muerto.

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